Ordenamiento Ecológico del Territorio: Entre la Planeación y la Realidad
- Karla Aquino

- 25 jul
- 5 Min. de lectura
Los ordenamientos ecológicos del territorio (OET) son herramientas fundamentales para el desarrollo sostenible, ya que permiten regular el uso de los recursos naturales y gestionar de manera adecuada el territorio.
Sin embargo, a pesar de su relevancia y de existir desde hace más de tres décadas en la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) como el instrumento de política ambiental para planificar y programar el uso de suelo así como
el manejo de los recursos naturales, estos no se han actualizado adecuadamente y muchas veces quedan rezagados.
La falta de actualización y la insuficiente implementación de estos programas han generado graves consecuencias ambientales y sociales que ponen en riesgo los ecosistemas, afectan el bienestar de las comunidades, y limitan la capacidad del país para enfrentar los desafíos del cambio climático.
Importancia y limitaciones actuales
Los ordenamientos ecológicos del territorio (OET) son instrumentos clave para lograr un desarrollo sostenible, pues permiten planificar el uso del suelo y los recursos naturales de manera equilibrada.
Sin embargo, a pesar de su existencia, su implementación no siempre es efectiva. Problemas como la falta de actualización, la falta de coordinación entre niveles de gobierno y el cambio de uso de suelo sin apego a estos ordenamientos han limitado su impacto.
Un reto territorial complejo
Ordenar un país tan extenso y diverso como México representa un reto complejo. Con una superficie de 1,960,189 km², el país ocupa el 14.º lugar a nivel mundial en extensión territorial. Además, es el quinto entre los 12 países megadiversos del mundo, con una geografía variada que abarca múltiples ecosistemas, climas, suelos, islas y costas en dos océanos.
Esta diversidad hace inviable un solo ordenamiento que regule todo el territorio de manera eficaz.
Por ello, los OET se estructuran en distintos niveles:
Federal: El Programa de Ordenamiento Ecológico General del Territorio (POEGT) establece los lineamientos generales. Sin embargo, es necesario que los estados y municipios elaboren sus propios planes, considerando sus particularidades ambientales y socioeconómicas.
Regional: Los ordenamientos ecológicos regionales deben atender necesidades específicas que abarcan a dos o más estados, o a la totalidad o parte de un estado.
Local o municipal: Los ordenamientos ecológicos municipales deben detallar con mayor precisión los usos de suelo, especialmente fuera de los centros de población, con el fin de regularlos adecuadamente.
Todos estos niveles son complementarios y esenciales para una gestión integral y sostenible del territorio. |
Estado actual de los OET en México
A pesar de la importancia de estos instrumentos, su implementación en México es deficiente. Actualmente, solo 18 de los 32 estados (56%) cuentan con un ordenamiento ecológico estatal, y de estos, únicamente seis han implementado bitácoras ambientales para evaluar su cumplimiento y avances.
En un contexto donde las dinámicas ambientales y sociales cambian constantemente, es crucial que estos planes sean revisados y ajustados periódicamente. No obstante, muchos de estos documentos quedan obsoletos y no reflejan las necesidades actuales del desarrollo sostenible.
Ordenamientos Ecológicos Expedidos en México

La brecha entre el papel y la realidad
Otro problema recurrente es la falta de cumplimiento en los estados donde sí existen los OET.
En muchos casos, los planes son adecuados en papel, pero en la práctica se ignoran debido a los intereses económicos y políticos que priorizan el crecimiento urbano e industrial sin una adecuada planeación ambiental.
Esto provoca un desarrollo desordenado que impacta negativamente en el medio ambiente y en la calidad de vida de la población.
Las consecuencias de un ordenamiento inexistente o deficiente.
La falta de un ordenamiento territorial claro y actualizado deja vacíos legales que pueden ser aprovechados para modificar el uso de suelo sin una adecuada consideración del territorio.
Esto no significa que el cambio de uso de suelo sea sencillo o esté exento de regulaciones, sino que la ambigüedad en las normativas permite que intereses particulares impulsen estos cambios sin considerar plenamente sus impactos ecológicos y sociales en la totalidad del territorio en cuestión.
Como consecuencia, pueden generarse procesos de:
Deforestación.
Pérdida de biodiversidad.
Desplazamiento de comunidades.
Contaminación del aire, agua y suelo.
Mayor vulnerabilidad ante fenómenos naturales.
Caso de estudio: Acapulco, Guerrero
Un ejemplo de esto es el caso de Acapulco, Guerrero, donde la falta de un ordenamiento ecológico regional y local ha permitido un crecimiento desordenado.
La expansión urbana sin planificación ha generado deficiencia en servicios públicos esenciales, como:
El acceso al agua potable
El manejo de residuos
El tratamiento de aguas residuales.
Foto: Enrique Hernández
Además, por la falta de estos instrumentos se ha permitido construir viviendas en zonas de alto riesgo aumentando la vulnerabilidad de estas ante desastres naturales, como inundaciones y deslaves, exacerbados por la deforestación provocada por las mismas viviendas.
La falta de conectividad entre zonas urbanas genera congestión vehicular y problemas de movilidad, afectando la calidad de vida de los habitantes.
Toda esta información se basa en datos recabados del 2023, lo que evidencia la necesidad de contar con ordenamientos bien diseñados, integrales y multidisciplinarios que tomen en cuenta la vocación del suelo, los recursos naturales disponibles y las dinámicas sociales.
¿Qué se necesita para que los OET funcionen?
Para que los OET sean efectivos, es indispensable exigir su formulación y fortalecer su aplicación y actualización, lo que implica:
Mayor coordinación entre los distintos niveles de gobierno para garantizar la creación y aplicación de los ordenamientos.
Fiscalización efectiva de los cambios de uso de suelo para evitar modificaciones arbitrarias impulsadas por intereses privados.
Participación ciudadana activa en los procesos de planeación, asegurando que los habitantes sean parte de la toma de decisiones.
Conclusión
El ordenamiento ecológico del territorio (OET) se presenta como una herramienta indispensable para alcanzar el desarrollo sostenible en México.
A lo largo de este texto, hemos explorado:
su relevancia como instrumento de política ambiental.
los retos que enfrenta.
las graves consecuencias de su falta de actualización e implementación efectiva.
En un país megadiverso como México, con una extensión territorial vasta y una compleja variedad de ecosistemas, la planeación del uso del suelo no puede ser un tema secundario; debe ser una prioridad para equilibrar el crecimiento económico, social y ambiental.
Uno de los hallazgos más preocupantes es que, a pesar de que los OET existen desde hace más de tres décadas en el marco legal, su implementación ha sido insuficiente y, en muchos casos, deficiente.
La falta de actualización de instrumentos como el POEGT ha dejado al país con herramientas obsoletas que no reflejan las dinámicas actuales del territorio, caracterizadas por cambios de uso de suelo, crecimiento poblacional desordenado y mayor vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático.
Además, la ausencia de ordenamientos ecológicos en estados como Guerrero entre otros, o su incumplimiento en aquellos donde sí existen, ha demostrado las graves consecuencias de no contar con una planeación territorial adecuada como:
La degradación ambiental.
La pérdida de biodiversidad.
La falta de servicios básicos para la población.
El aumento de la vulnerabilidad ante desastres naturales.
Llamado a la acción
Los ordenamientos ecológicos no son solo un requisito legal; son una necesidad urgente para proteger los recursos naturales, mitigar los impactos ambientales y promover un desarrollo que beneficie a las generaciones presentes y futuras.
La actualización y el cumplimiento de estos instrumentos deben ser una prioridad en la agenda política de México.
Solo a través de una planeación inteligente, integral y multidisciplinaria podremos enfrentar los retos ambientales y sociales que nos depara el futuro.
Es responsabilidad de todos —gobierno, sociedad y sector privado— trabajar juntos para garantizar que los ordenamientos ecológicos sean una realidad y no solo un ideal en el papel.
El momento de actuar es ahora, y el ordenamiento ecológico del territorio es la clave para lograrlo.
Referencias
Díaz Marielle, J. A. (2024). El viejo régimen de ordenamiento territorial se muere, el nuevo tarda en aparecer. Monstruosidad del PGOT de la Ciudad de México. https://doi.org/10.24275/uama.5916.10767.
Castillo Aguirre, Jesús (2023). Los desafíos del proceso de formulación del programa de ordenamiento ecológico territorial local participativo. El caso de Acapulco, Gro. In: Venegas Herrera, María Amparo del Carmen; Amparo Tello, Dagoberto y Martínez Pellegrini, Sarah Eva [Coords.] Ordenamiento territorial. Teorías y políticas con inclusión, innovación social y sostenibilidad. UNAM-AMECIDER, México, pp. 129-140. ISBN UNAM 978-607-30-83072, AMECIDER 978-607-8632-37-4.




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